1.- El caballo que miraba a la estrella desde el árbol del bosque del abuelo
Todas las noches cuando el abuelo llegaba a su casa, dejaba su caballo amarrado a un gran árbol cerca de su cabaña dentro de un verde bosque, y cuando la luna salía, brillaba en el cielo una hermosa estrella que iluminaba todo con destellos plateados , entonces el caballo se recargaba en el árbol para poder contemplar con sus grandes ojos las ramas que resplandecían de luz; con sus grandes orejas, escuchaba los murmullos de los animales y el canto del búho que vivía en una hueco de su querido árbol, y con su gran nariz olfateaba la brisa nocturna entre suspiros.
El amanecer lo sorprendía despidiendo a la estrella y al recibir la luz del nuevo día esperaba impaciente al abuelo para llevarlo a recorrer juntos el bosque, deseando la llegada de la noche para mirar a su amiga estrella desde el árbol del bosque del abuelo.
2.- La noche.
La noche había terminado para el aun antes de empezar. Como lo había premeditado, nadie se acerco a él durante toda la cena, no hubo una sola alma piadosa que dirigiera la mirada hacia él, y su copa nunca fue llenada una segunda vez…su presencia en esa reunión vivió una muerte súbita en un ámbito estéril que le mostró que nunca fue necesaria en primer lugar. Se dedicó a beber solo, sintiendo que el estar ahí, el haber aceptado la invitación no fue la correcta. Tantas otras experiencias de este tipo habían dejado en él un mal sabor como para tener tanta fe y creer que esta noche no fuera diferente.
Se encontró una mancha de salsa de soya en su pantalón y se entretuvo un poco tratando de limpiarla con una toalla húmeda que encontró sobre la mesa. Y al mirar que no iba a salir ya maldijo entredientes y desistió en el intento.
Era un hombre bajo, con mala dentadura, de poco cabello canoso y cejas esporádicamente pobladas como la de todo Japonés. Sus labios apretados, fruncidos en forma eterna en sus esquinas en una mueca de reproche por su carácter rancio, le daban una impresión de no quererse ni así mismo; cosa que no pasaba desapercibida entre la gente que tenia la mala suerte de conocerlo. Como en todas las reuniones sociales de trabajo en Japón, se le había invitado como una obligación solamente por los jóvenes de la oficina donde laboraba, a sus ya avanzados 58 años de edad existía un gran abismo cultural, e idiosincrático muy profundo con los demás…siempre le fue imposible relacionarse con alguien, no importaba el nivel, o el sexo; era algo con lo que había vivido toda su vida. Y todo esto había causado un odio en el que no encontraba sosiego aun a solas.
Pero nunca había sido así, no, una vez en un pasado lejano fue alguien, tuvo sueños, y vivió enamorado de manera oculta y erráticamente las pocas veces que lo hiso como todo mundo lo hace en algún punto de nuestras vidas…pero en algún lugar remoto, en un valle recóndito e inaccesible en su subconsciente, su vida paro de sentir y reconoció que existía un amargo sabor a la vida, a todo, al mundo, y este rechazo abarcaba (e impedía) cualquier tipo de acercamiento hacia una reconciliación interna que le negaba una paz serena. Mostraba todo con su manera de ser, su hablar, su mirada, frases frías y calculadoras sin el menor vestigio de respeto a terceros. Así vivía, así era feliz en el medio de su soledad, algo que había cultivado el mismo. Y la soledad acepta a esos que la aman. Su cosecha era el rechazo social.
Miro a su alrededor y vio caras conocidas, escucho voces familiares, pero no pudo recordar un solo caso donde el dueño de esa cara, o esa voz, le haya ofrecido una amistad sincera durante los años de oficio. Algo le decía que el tenia gran parte de la culpa, pero no lo quiso escuchar en ese momento, apago esa voz interna con una maldición mas y fue entonces cuando el frio de la soledad, algo ya familiar, le dijo que era hora de retirarse.
Se levanto del tatami donde se encontraba sentado con las piernas cruzadas, se coloco sus zapatos y fue por su maletín que contenía su trabajo, papeles que cargaba consigo para poder terminarlos en casa, un labor acumulado que nunca mermaba no importa lo rápido con que trabajara, era su vida, y su única conversación, una razón mas por la cual era evitado en los círculos sociales de su empresa. Lo tomó en su mano derecha y se volteo hacia donde la fiesta estaba siendo llevada a cabo, nadie había notado su ausencia. O todo mundo aparentaba no percatarse que planeaba retirarse.
Todo mundo permanecía sentado, compartiendo alguna historia, haciendo un brindis, riendo de algún comentario falaz, todos disfrutando la noche y las bebidas. Le parecieron las risas tan falsas, los gestos tan programados, y se dirigió hacia la puerta sin despedirse de nadie, un gozo inexplicable lo lleno y no pensó más. (…)
3.Cuento para un amor.
(…)“Conoces mis gustos, y sabes que nunca te voy a despreciar dos pedazos de cheesecake.”
-“Hey! Uno es para mí!”, le dice ella, riendo, bromeando y reconociendo que el también le está jugando. Lo jala hacia ella y le ofrece sus labios a la vez que su cuerpo se le trata de fundir al de él, él se agacha un poco y le besa esos labios tan lindos que le son ofrecidos con tantas ganas de amar...reconoce su reacción física al verse tocar por ella en esos momentos, y la besa (…)
4. El rayo deluna . (Gustavo Adolfo Bécquer)
(...)Por último, se detuvo al pie de un caserón de piedra, oscuro y antiquísimo, y al detenerse brillaron sus ojos con una indescriptible expresión de alegría. En una de las altas ventanas ojivales de aquel que pudiéramos llamar palacio, se veía un rayo de luz templada y suave que, pasando a través de unas ligeras colgaduras de seda color de rosa, se reflejaba en el negruzco y grieteado paredón de la ca
5.El día más rápido de mi vida
Una mañana, Jimena se levantó para ir a la escuela; desayunó, tomó la mochila y a la escuela se dirigió. Esa mañana tenían un acto de dos horas y media.
Por fin, llegó el momento. Crin, ‘prrrriiiiin’, sonó la campana. Si. Eran las ocho y media, todos estaban cantando el himno y… ‘prrrriiiiin’, la campana del recreo, según el reloj de Jimena, habían pasado nada mas que cinco segundos desde que entraron y cantaron el himno ¡nooo, definitivamente no podía ser¡ Jimena pregunto - ¿Qué día es hoy? – Hoy, querida amiga nuestra, es veintidós de mayo; hoy es el día más rápido de la vida - ¿Cómo que es el día más rápido de la vida? – Cómo ¿no has escuchado nada? Todas las radios lo han comentado - ¿y por qué es el día más rápido de la vida? - Porque hoy, se le hace un homenaje al hombre más apurado del mundo, que murió al cruzar la calle apurado cuando el semáforo estaba en verde; por eso es que todo el mundo tiene que hacer todo muy rápido, en homenaje a ese señor de apellido fauna… no se cuanto.
Esta fue la historia del día más rápido de toda la vida... Y yo, tengo que contar este cuento muy rápido, en honor al hombre que murió por ser el más rápido del mundo.sa de enfrente.(...)